La jefa de Argentina no dice, actúa.

la jefa de Argentina no dice, actúa.

Expropió el petróleo: le inyecta a su país un nacionalismo que, con sus pros y contras, les cae muy bien.

Recordaron que todo sustantivo (hombre, moneda, jueves, miércoles, lluvia) solo tiene un valor metafórico”

-Jorge Luis Borges, El jardín de los senderos que se bifurcan.

Antes que nada hay que aclarar que esta nota no tiene el fin de atribular a los amigos lectores de España ( o de Argentina o de cualquier país). Lo que se quiere hacer notar es que, escencialmente, el dilema Argentina/España radica en la rapacidad de una Empresa no de una Nación.

Los nacionalismos nada más sirven para exacervar un orgullo ficticio y para enfrentar países.

Desde el espacio exterior se ve solo un planeta con territorios unidos. El nacionalismo es una falaz y sí se ve bien, cruel idea.

Pero instalados en la realidad actual, esta que no puede ignorar el hecho de que finalmente un país lo habitan personas, ciudadanos que por equis razón le deben lealtad a su patria, es indicado hacer notar un par de cosas:

  1. Sin duda la presidente de Argentina muestra un carácter muy argentino y de paso muy de mujer de este tiempo al tomar las decisiones que ha tomado.
  2. Es irrebatible la inyección de nacionalismo (amor a la patria digamos) que ha influido en sus ciudadanos con esta acción. Algo que México no muestra ni pequeñas luces, en gran parte porque el presidente Felipe Calderón ha otorgado con manos desatadas concesiones y contratos sin ton ni son a Repsol desde Pemex. Aquí eso de que el petroleo es mexicano y la soberanía y un fatigante etcétera es poco menos que un insulto a su pueblo.
  3. Yendo un poco más allá, la acción de la presidente de Argentina define un real parteaguas de pensamiento en toda la maraña que es la equívocamente llamada Globalización.

Obviamente las empresas dedicadas a extraer no solo petróleo sino cualquier tipo de beneficio de otros países más débiles (por menos astutos) se escandalizan de esa acción pues ha resultado hasta ahora una mina de oro casi gratuita.

La Globalización no es esa idea que tiene la gente de a pie: todos unidos comparitiendo cosas, información, comercio. Nada de eso. la Globalización simplemente ha sido el concepto con el que  los llamados países desarrollados están explotando a los no desarrollados:

  • Tengo mano de obra baratísima en todo el mundo
  • Puedo vender mi mercancía y sacar más utilidades porque los costos son ínfimos
  • Aclaro mi territorio de contaminantes y les dejo la basura a los países que me maquilan.
  • Tengo más ganancia para mí y mis socios; no tanto para la empresa. Esto se está viendo en la gran debacle europea que aún no ha visto lo peor.

La acción de la presidente de Argentina es plausible desde una America Latina apabullada por la soberbia norteamericana, pero más por las empresas transnacionales (la mayor parte de origen español con capitales de otros países europeos) que continúan viendo a esta parte del planeta como una aldea de nativos ignorantes sentados sobre espejos y oro.

Y al ver la respuesta del presidente mexicano podría uno pensar que tienen razón.

Es importante que las personas nacidas en uno u otro país dejen de lado una pugna nacionalista que no les hará ganar nada más que furia y desolación. La culpa no la tiene ni el pueblo español, ni el pueblo argentino, el pueblo europeo o mexicano. Son sus gobiernos súbditos de transnacionales que lo menos que tienen es nacionalismo. Es solo por el dinero. 

Si la gente mundialmente se uniera (contamos con las redes sociales pero al parecer solo sirven para quejarse o no van más allá de su propio país) y ejerciera una presión contra las empresas que están explotando a sus empleados, que los reemplazan como tuercas, que los despiden -está pasando ahorita, en este momento- posiblemente pudiesemos comenzar a vislumbrar la manera de forzarlos a que ya le bajen. Hay dignas excepciones pero la verdad es que la libertad de expresión a veces parece también beneficiar a los que están explotando a los demás. ¿Qué hacer?

La respuesta está en el espacio.

http://www.jornada.unam.mx/2012/04/29/economia/026n1eco

La búsqueda del conocimiento

La búsqueda del conocimiento, el saber más, puede sonar pretencioso pero no es así. Desde niños traemos ese chip innato de conocer, la curiosidad incansable. Todo es novedad cuando niños. Y lo es.

¿Por qué dejamos de sentir curiosidad conforme vamos creciendo? Probablemente suceda que al entrar en contacto con “el mundo real” nos comenzamos a percatar de que tal vez todo lo que nuestros padres nos dijeron no era del todo verdad. Desilusión. Nos vemos inermes ante un mundo que parece estar ya resuelto, que parece no necesitarnos. El problema radica en quedarnos en esa condición y pensar que es cierto, que no existe nada nuevo. Y somos nosotros los únicos que podemos darle una nueva realidad a nuestro pasaje en este mundo.

Encontrar cuáles son nuestras virtudes y que estas vayan a fin con nuestros anhelos. La vocación. Aquello que nos llama, que nos hace sentir bien realizar. Y vemos que aún no hablamos de remuneración.

Esto viene junto pero un poquito después. En la actualidad funciona viceversa: busca la actividad que te genere mayores ingresos pues en ello radica la felicidad: el dinero.

Hoy los representantes ejecutivos de los gobiernos salen, como vendedores de televisión, a exhortarnos a acudir a las tiendas y adquirir productos “a precios increíbles”. La compra como medicamento a la infelicidad. Es una solución momentánea.

Si no hacemos día a día lo que nos proporciona satisfacción, con todas sus dificultades, no estamos felices. El comprar cosas podría ayudar a nuestro bienestar si aquellas complementan lo que nos gusta hacer.

Todo lo demás resulta accesorio y a la larga futil.

Nos ofrecen descuentos que muchas veces solo alargan el tormento de vivir endeudados. Y la única deuda que debemos de tener es con nosotros mismos. ¿Qué no hemos hecho hoy por nosotros?